viernes, 26 de febrero de 2016

Ella, la gente con nombre y apellidos que da sentido a esto.

Ella tiene ahora veintinueve años. Es morena, delgada y le gusta andar siempre arregladita, suele llevar ropa ajustada, elegante, incluso anda en tacones algunos domingos. Sube cada dos o tres días a la biblioteca, a conectarse a internet, a revisar el correo y a cotillear el ¨face¨, donde sube fotos varias.

Hasta ahí todo normal.

Pero ella tiene un hijo, que va a cumplir quince años en unos días. Cualquiera que haga las cuentas comprenderá que lo tuvo pronto, demasiado pronto.

Tener un hijo siendo aún una niña tiene sus consecuencias, la principal que tu desarrollo personal se detiene, se acabó ir creciendo poco a poco, se crece de golpe y ya no eres la prioridad, estás siempre detrás de otro ser que lo acapara todo.

Ella retomó sus estudios hace unos años, terminó la formaciób básica y decidió estudiar una carrera; pudo retomar su vida allá por donde la dejó cuando nació su pequeño, que hoy ya no lo es tanto.

Ella formó parte del programa de becas de "Huelva con Solentiname", fue una de las primeras becadas por el programa, y una de las seis personas que desde entonces ha conseguido terminar sus estudios universitarios.

Ella, como tantas otras caras y nombres, hacen que tenga sentido la cooperación, ella con su contraparte de ilusión y esfuerzo.