jueves, 25 de febrero de 2021

Hay experiencias que no tienen precio, definitivamente

Cada día me gusta más esta Doñana tuya, padre. Cada día soy más consciente de haber llegado a ella tarde, pero me alegra mucho pensar que más vale tarde que nunca.. ese optimismo tozudo, que a veces me acompaña.

Tarde porque ya no tengo la viveza y la inquietud de hace unos años, tarde porque esta Doñana no es la que era y los cambios de los años recientes son tantos y tan rápidos que, como con el cambio climático, nada se adapta de manera suave, tarde porque muchos de los habitantes de Doñana, esa gente que la sueltes donde la sueltes de este territorio sabe donde está y conoce anécdotas de cada sitio, se han marchado o se irán pronto, como tú; y tarde sobretodo porque no me dio tiempo a compartirla contigo más que un poquito. 

Sí, ya sé, casi nací aquí, me crié dentro de Doñana, oyendo las novedades por la emisora, aún me dio tiempo a conocer y apreciar ese artilugio que sonaba estridente dentro y fuera de casa, disfruté de vivir en el campo, de pasear por entornos vedados a otros, nos trajiste a tus rincones favoritos tantas veces, y aprendimos a admirar la belleza de esta tierra, la nuestra, contigo. Soy consciente, porque los he vivido, de algunos de los cambios importantes de Doñana, sé lo que era tomar un café de pucherete en una fría mañana de invierno, después de haber visto amanecer en algún lugar precioso, escogido por ti.

 Tengo suerte, mucha suerte, he sido y soy increiblemente afortunada. Pero aún así, llegué tarde; triste que sólo ahora me dé cuenta, ahora que de verdad es demasiado tarde.

Como te decía, soy afortunada hasta un extremo increíble. Cada día soy consciente, pero algunos días no sé ni como gestionarlo. Puedo parecer inexpresiva, puede que no dé saltos de alegría, pero me llevo el corazón tan lleno de sensaciones maravillosas, que quizá es por eso que quiero disfrutarlo con calma y sin aspavientos.

Salir al amanecer con niebla espesa y frío, que según avanzas por la marisma la niebla sea cada vez más espesa, que un paisaje de por sí inquietante y casi ausente de referencias se vuelva completamente blanco y monotóno, oir sólo el chapoteo de los cascos del caballo en el fango y el agua rala, escuchar apenas los reclamos nupciales de algunos de los habitantes de esta tierra hostil, reconocer una veta o un caño, sorprenderte de lo seco que está un determinado lucio, llegar a aquellos lugares donde nunca había estado, ver en primera persona nidos, parejas, huevos... 

Compartir un trozo de pan, unas latas, un poco de chorizo y unas naranjas, con los pies embarrados, junto a un pozo o una valla allá donde el silencio lo llena todo, escuchar historias de la marisma, confidencias e inquietudes de alguien para quien la Marisma es su casa.

Son experiencias que no tienen precio, pero de un valor incalculable, sobretodo para el espíritu. La Marisma enamora, engancha y llena, tú lo sabías bien y lo disfrutabas. 


Llegué tarde también a salir a caballo contigo, te negaste a acompañarme (a acompañarnos) por esa extraña elegancia tuya, esa vanidad que te impedía subir al caballo desde un poyo o bajar del caballo con ayuda de otros, y no creas que no lo entiendo, pero a mí egoístamente, me faltó compartir contigo unas horas a caballo y lo siento; habrían hecho de una experiencia sin precio un recuerdo imborrable en mi memoria. Aún así, gracias siempre por permitirme Vivir.



 

martes, 16 de febrero de 2021

Flor de Romero


 Flor de romero, flor de romero, que salga lo malo y entre lo bueno.

Desde siempre el romero se considera una planta de buen augurio; relacionada siempre con la suerte, la inmortalidad y los buenos presagios.

Estos días la floración de las matas de romero de Doñana es impresionante.

Y por aquí no nos viene mal que salga lo malo y entre lo bueno, así que mis mejores deseos con esta imagen.

lunes, 1 de febrero de 2021

Enero en Marismillas

 Ha sido un mes de frío, de algunas lluvias, de mucha niebla y de algunos días de sol.

Las grullas y los ánsares están aún por aquí, pero me temo que no tardarán demasiado en volar lejos, es ley de vida e inevitable que regresen a tierras norteñas para seguir con su ciclo vital.


Bando de grullas, con adultos y jóvenes en las marismas de Doñana.

Las grullas son enormes y tienen un vuelo magestuoso, pero lo más impresionante es su canto, que además, por cierto, les da nombre. Escucharlas al atardecer en el silencio inmenso de la marisma llana es espectacular.



Estas imágenes son quizá las más típicas del invierno en Marismillas. La invernada este año está siendo maravillosa; los ánsares no han sido muy numerosos, pero de flamencos y patos sí que vamos bien surtidos.



Hay agua en la marisma y se nota, ha sido un otoño dentro de la media en lluvias, y en enero también ha llovido algo, no demasiado pero algo (a ti te parecería poco, como siempre), tengo esperanzas en una primavera de lluvias, para que la cría sea buena también en la marisma este año, a ver qué pasa.

En el mar ha habido temporales y días de calma, ha habido negrones muy cerca de la costa algunas mañanas y un día hubo un grupo grande de alcatraces pescando a buena distancia, pero yo no llevaba la cámara, me habrías matado de haber estado aquí. 


En fin, esto ha sido más o menos el mes de enero por Marismillas. Y febrero ya ha comenzado.... vamos a por él.