Es un día raro para estar aquí, no hace mucho frío, está nublado y llovizna a ratos.
La marisma sólo tiene agua en los lucios grandes, los caños aún no corren y el "salao" está seco, completamente marrón, lo que le da a la marisma un aspecto aún mas oscuro.
El sol no ha salido de detrás de las nubes, sólo un leve rubor de las más atrevidas nos ha indicado que ya había amanecido.
No hay muchos ánsares en Doñana, no hay muchos ánsares en este lado de la marisma, así que no era de esperar que entreran demasiados al Cerro. Aún así, ha sido un espectáculo maravilloso, raro, pero maravilloso.
Intentaré repetir pronto.