jueves, 18 de agosto de 2016

Lo más básico, lo esencial

Pone con mucho cuidado a la pequeña en la hamaca, tan suavemente que la niña solo se remueve un instante antes de volver a quedar inmóvil.
Tantas veces, mecida en una hamaca, he pensado que la tela de la misma debe ser algo parecido a un útero materno. Suave, adaptándose al cuerpo, cálida y húmeda en estas latitudes; esa sensación de ingravidez, el mecido suave, los bordes protectores abrazándote.
Esta imagen de hoy me lo confirma.
Esta pequeña nació hace poco mas de un mes, y su madre nació ya en este siglo.

Charlamos mientras ella saca, de la pana de arroz que sujeta con las rodillas,los granos que no han perdido la cáscara, las piedritas y cualquier otra impureza, con una mano levanta un puñado de arroz y lo va dejando caer poco a poco de vuelta en la pana, con la otra mano expurga de manera mecánica y continuada.
Trabaja como si no lo hiciera, de tan suave, tan rítmico, tan artistico; resulta casi hipnótico.
No me mira, pero me presta atención. Con los dedos de un pie sujeta una cuerda que va a la hamaca, si la niña protesta o se mueve, ella mece la hamaca sin dejar de trabajar. La pequeña, complacida en ese sustituto de la primera morada, duerme tranquila y plácidamente.
El hermano pequeño de la mujer nos mira desde el fondo del corredor, tímido y cauteloso; la mujer se levanta, va a la cocina, abierta y algo alejada de la casa  (se cocina con leña), trae un platito con comida y llama a su hermano, que llega con la cabeza gacha y arrastrando un poco los pies, se le sienta en el regazo.
Con los dedos ella va estrujando los frjoles y mezclandolos con el arroz, y hace una especie de bolitas, que va metiendo en la boca del pequeño, de apenas año y medio. Yo pienso en las golondrinas, que tantas veces he visto alimentando a sus pollos, esos picos abiertos, esas madres esforzadas. Hay amor en este acto, pero también instinto animal.

Me despido, mientras la pequeña aún duerme y el pequeño no tardará en caer.

jueves, 4 de agosto de 2016

VIII Torneo de Pesca Solentiname

Celebrado en la isla de San Fernando los días 30 y 31 de julio de 2016.



 Dos días de pesca desde el bote, recorriendo los contornos de diferentes islas, disfrutando de la fauna y de los paisajes.


El primer día querían que yo llevase a pesar un guapote que yo no había pescado, y mi respuesta fue "¿quien se va a creer que yo he sacado eso?", así que sólo un par de fotos con ellos en el bote, y los pesaron quienes los sacaron.


Pero llegó el domingo, y ¡saqué mi propio guapote!, no sé si alguien de los que no estaban en el bote se lo creería, o se lo creerá, pero yo estaba allí, y tengo una grieta en el dedo de la lucha con el guapote, y sé que yo lo saqué, así que el domingo llegué al pesaje con mi pescado; pesó 3,8 libras, lejos del de 4,9 libras que ganó el torneo, pero era el mío. Y yo estaba feliz.


No se dio tan mal la pesca del día.



Para finalizar, entrega de trofeos y sorteo de diferentes premios. Me vine con mi guapote, que convertimos en ceviche, y con un motorcito. No me puedo quejar ni un poco.

Trofeos realizados en madera de balso, por diferentes artesanos de Solentiname.







 
Mi pequeño motor.

El video de Canal4, un pequeño resumen y algunas imágenes del VIII Torneo de Pesca de Solentiname:

https://www.youtube.com/watch?v=ChZPlP75B-Q