Ayer estaba precioso el campo, y eso que estos días de final del verano, son los más tristes en Doñana, pero este año la marisma está tan peculiar, tan roja... Tuvimos suerte con los mamíferos, vimos un zorro, jabalís, ciervos y bastantes gamos, en los llanos escuchamos la berrea, pero ninguno de los machos que vimos se dignó a berrear para nosotros. La marisma, como te digo es un espectáculo aunque está completamente seca, hay bastantes vacas y yeguas, mezcladas con los ciervos y gamos en la vera. La playa es un espectáculo de gaviotas y ostreros, también hay charranes, charrancitos y empieza a haber grupos numerosos de correlimos, y ayer había cuatro avocetas, hoy un morito.
Encontramos una gaviota con el ala rota, la pobre se había enganchado en un anzuelo, de esos que son un pescadito con una piña de anzuelos delente y otras detrás, tenía una piña enganchada en la pata y otra en el ala y parece que al intentar liberarse se había roto el ala, conseguí desengancharle los anzuelos, pero no había mucho más que se pudiera hacer por ella, me queda como único consuelo haberle aliviado el dolor.
Me volví por la playa (era lo más lógico, sí, lo sé) el sol se ponía justo cuando pasaba por la vuelta de Malandar, había cientos de gaviotas y charrancitos descansando en la orilla, pero ya sabes que soy cagueta, así que no las levanté, un día cuando vaya con alguien lo haré, pero ayer no lo hice. De todas formas, hice algunas fotos con tu cámara, ya te enseñaré algunas si valen la pena.
Ya de vuelta, a la altura de Zalabar, me crucé con un precioso zorro deambulando por la playa, en busca de la cena supongo. Ya sabes que me encantan los zorros, me parecen muy listos además de guapos.
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Será por esto que me gustan tanto
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Viendo esta foto, que me encanta, pienso en la infancia mágica y maravillosa que hemos tenido, que nos has dado. Te lo he dicho muchas veces y te lo repito ahora, no cambio esa infancia nuestra por nada del mundo y mucho menos por dinero, ya lo sabes.