Son días raros, padre.
Hay muchas cosas que resolver, tanto en casa como en el trabajo, pero poco o casi nada depende de mí, y casi nada es rápido. Todo depende de unos tiempos que yo no marco y de unas acciones que yo no puedo realizar, así que estoy en compás de espera, repitiéndome continuamente que es cuestión de paciencia, que las cosas están enrumbadas.
Tengo suerte, lo sé. Hay mucha gente pendiente de mí, de nosotros.
Y sobretodo, sigo trabajando aquí, en un lugar con estos amaneceres, con esta luz, con esta playa nuestra, que esto días de levante (a pesar del calor y los mosquitos) está espectacular, y me permite, en pleno mes de octubre bañarme tranquilamente.
Lo único malo es que no llueve, y no hay previsión de lluvias al menos en lo que queda de mes. Si lloviera este otoño-invierno en condiciones, esto ya sí que sería el paraíso.
A ver si me dejan hacer algunas de las cosas que quiero, ayúdame padre, sé que no me has dejado de la mano, te siento, pero ayúdame. Espero no defraudarte y haber aprendido de ti lo suficiente.
Te quiero y sigo echándote mucho de menos dos meses después. Sí, dos meses ya... quien lo diría.
Me da lástima que aquellas personas por las que más hiciste no valoren todo lo que arriesgaste por ellas, y no sean conscientes de lo fáciles que les has dejado las cosas. Me pregunto con frecuencia qué sería lo que te llevó a rodearte de personas así y qué te aportaba a ti este tipo de relaciones; me consta que sabías que lo dabas todo a cambio de casi nada y que eso para ti fue suficiente; pero ahora que ya no estás ¿como es posible que ellas sigan ciegas a tu esfuerzo? ¿Es egoísmo o carácter? ¿Fue amor alguna vez o solo era provecho y beneficio a su favor? Porque lo que tengo claro es que lo hoy deben sentir no es amor, si fuera eso el comportamiento sería indudablemente otro.
En fin, me voy ya. Este fin de semana aprovecharé para ir a Portugal, vienen Tia Yola y sus niñas, así que yo me siento más liberada y voy a aprovechar, para cuando no toque. Lo dicho padre, te quiero y te echo de menos, aunque te hablo mientras conduzco por la playa.