lunes, 2 de diciembre de 2019

Al sur, más al sur...

Impresionada por las caras de los que esperan junto a la carretera, mil kilómetros de furgoneta y algunos más a pie. Señoras y niños que venden bellotas, areas de descanso fuera de lugar.

Imlil y Atlas antes de llegar a destino.
Caras, sonrisas, mucho té, montañas... allá a lo lejos el Toubkal.

 Un ratito de desierto, de dunas y de nómadas. Un pozo que reúne a su alrededor y el cielo infinito sobre nosotros.
Ópera en la arena, la piel erizada; música gnawa, olor a humo.


¿Se puede cambiar el mundo? Que no es utopía sino justicia...

Agradecida de ser, de estar.

Marrones, amarillos, naranjas y azules. Lagos sin agua y dunas de arena, piedras donde comen las cabras.


Un guiño a la luna, una noche de bullicio.

Desolada a ratos, intenso, muy intenso viaje al sur.

miércoles, 11 de septiembre de 2019

¿Nuevas rutas migratorias?

Doñana es un punto importante en las rutas migratorias de numerosas especies, recalan por aquí aves, mariposas, pasan grandes cetáceos y peces por esta costa.

Pero hace dos meses llegó también una patera, y el lunes otra. ¿Será Doñana una nueva ruta migratoria para personas también? Este verano han sido dos pateras, quien sabe si vendrán más.




Dicen que eran más, pero a Sanlúcar han llegado quince, cuatro mujeres, tres hombres y ocho menores, ¡ocho!. Dicen que traían ropa para cambiarse, y que algunos traían tablets, dicen que la embarcación no tenía motor y que fue remolcada hasta cerca de la costa, dicen que no vienen dispuestos a trabajar, dicen.....

Yo sólo sé que han venido hasta aquí jugándose la vida, pagando un alto precio, que si estuvieran bien en su tierra ¿para qué iban a venir hasta aquí? ¿para qué un viaje incierto? 

Imagino esas vidas antes, sólo un rato antes de embarcar, un grupo de gente que probablemente no se conocía hasta ese momento; una madre, hermana, novia o mujer, preparando el avituallamiento, mantas y chaquetones para el viaje, que luego quedarán tendidos en la playa, revueltos por las olas, mezclados con la arena. Una camiseta de la selcción de futbol de Marruecos, que fue de un niño (ocho menores), la ilusión de jugar en un equipo de la mejor liga del mundo, jugar un partido de esos que veían en la tele del bar, como si eso fuera posible para alguien que ha llegado en una patera.







Mafias que se aprovechan de la miseria, no sólo de la económica, sino también de la moral. Guerras, violencia, hambre, huida siempre hacia delante porque atrás no hay nada a lo que mirar. 

Que será cierto que no se la han jugado tanto, pero que están aquí, en unos calbozos a la espera de un veredicto, o en un centro de menores sobresaturado. Que están aquí sin saber adonde les lleva eso. Que están aquí y no en sus casas.... Yo no me cambiaría por ninguno de ell@s ¿y tú?

jueves, 29 de agosto de 2019

Paseos y andanzas por el país vecino.


Hace mucho calor cuando llegamos, el día debió ser agobiante porque ahora, ya atardeciendo, el calor aplasta. 

Pasear por calles empedradas y empinadas, estrechas, sinuosas... un pequeño pueblo cualquiera en el interior de Portugal, muralla, castillo, baptisterio... Una Terra Utópica en la que cenar, olor a antiguo. Dormir con el arrullo del río.
 
 

Y amanecer con ganas de surcar sus aguas, un poco más río abajo; dejarse llevar sin perder el rumbo; viento en contra, corriente en contra y resistir, avanzar, remar.


Llegar y no haber llegado, baño de sol. Tiempo de espera.

Amar la vida, cada momento, pensar en nada...



Ventanas a otros mundos, a otras realidades.

Preguntarme siempre por lo que hay detrás, por lo que estuvo delante y ya no está.

Imaginar las caras, los sonidos que fueron rutinarios, cercanos, comunes en otros tiempos.

¿Quien? ¿Por qué?



Costa Vicentina es sinónimo de pesca, de charla a medias palabras con pescadores de manos gruesas, de piel curtida y hablar pausado. Costa Vicentina de vida dura y dfícil, en brusco cambio.
Me preguntas que hasta cuando creo que resistirá este modo de vida y no sé qué contestar, ¿una generación más, dos? Supongo que el turismo se llevará por delante esta forma de pesca, de subsistencia. Pero los turistas querremos seguir comiendo pescado, almejas, percebes... ¿de donde vendrán entonces? ¿qué quedará de auténtico?


La vida está en los detalles, pequeños peces de madera, manteles de flores azules, textos sobre tablas de colores.



Suma de objetos sobre una caja o tras la ventana. Carreras de niños, polvo en las sandalias.


Y un hombre que mira al mar, donde las olas rompen sobre las rocas, salpicando de blanco el azul del cielo; ¿estará pensando cuando podrán volver a salir a pescar? Yo imagino la pequeña embarcación mecida por las olas, allá abajo del acantilado, esperando también la hora de volver a salir.



Más ríos nos esperan y otras playas, más kilómetros por recorrer. Unos vinhos, unos peixes...

Ojos llenos de azul y verde, de marrones y grises; de acantilados, olas y vientos.

Y siempre, siempre, cosas por descubrir, caminos por recorrer y vinos por compartir.