Queridos sobrinos:
Me habría encantado traeros a esta aventura, pero cómo no ha sido posible, os la voy a ir contando….
Hoy ha sido un día de viaje, salimos desde el puerto de Tarifa en el ferry de las nueve de la mañana, pero estábamos embarcados desde poco más de las ocho. Embarcamos directamente en la furgoneta, en total estamos viajando seis personas. El ferry es muy rápido, tarda menos de una hora en atravesar los catorce kilómetros que separan Tarifa de Tánger, hoy hacia un viento suave de poniente, lo que ha hecho que el mar estuviera bastante en calma, ha sido un trayecto agradable, con el cielo azul, el mar precioso y gaviotas y alcatraces alrededor.
Salir del puerto y pasar la aduana ha sido bastante rápido y sin percances, que no siempre es así, pero hoy tuvimos suerte.
Desayunamos en bar de carretera que se llama “Casa del Mar”, huevos fritos con queso y comino, también una especie de torta rellena de requesón y miel, exquisita, zumo de naranja y té (una de las maravillas de esta tierra). Tras el desayuno continuamos carretera, vamos por la autopista hasta nuestro destino final de hoy, Meknes (o Mequinés) una de las ciudades imperiales de Marruecos. Es una ciudad dividida en dos por el rio, con una impresionante muralla, una Medina que es un auténtico laberinto y una plaza que es un hervidero de gente a última hora de la tarde. A mi me encantan los zumos de naranja que hacen en la plaza, los cuenta cuentos, los beréberes vendiendo especias y el encantador de serpientes con su cobra, Pero no he hecho fotos, gran fallo.
El centro de la ciudad está llena de palacios y casonas grandes, convertidas muchas en Riads y hoteles, donde nos alojamos el montón de turistas que llegamos hasta aquí.
Es interesante que esta ciudad se considera el inicio del Atlas, las grandes montañas del país, así como el inicio del pueblo Bereber, una cultura muy interesante de la que os contaré cosas en estos días.
El colorido de las las calles, las tiendas y las flores es un espectáculo. Las babuchas, las chilabas y los kaftanes, los cacharros de barro y las especias, frutos secos y dulces, todo es impresionante.
Aunque una buena parte del zoco está en obras, con la calle levantada y muchísimo polvo y las tiendas de esa zona cerradas, pero con lo que hay en orden hay demás para perderse y disfrutar.
Mañana más.