miércoles, 8 de junio de 2016

Rellenando la despensa.

Al amanecer ya estábamos en camino.

El sedero sale desde detrás de las casas y va paralelo a la orilla del lago; entre los árboles se vislumbra el sol salir, el reflejo en el agua de un amarillo pálido; las siluetas oscuras de otras islas; la antena recién instalada.

Hay que caminar casi una hora para llegar hasta el monte donde se siembra, por un sendero que sube y baja, atraviesa varias quebradas, pasa cerca de algunas casas y muy cerca de la orilla del lago a ratos. Estos días está lloviendo bastante, así que las quebradas llevan bastante agua, y el sendero es casi como un pequeño riachuelo de lodo.  Cuesta andar sin resbalarse, es decir, me cuesta andar sin resbalarme, porque a mis compañeros de camino parece que no les cueste.
Cada quien carga su comida para el día, agua. Y además llevamos un saco de arroz (una lata es la medida) para sembrarlo.


Se siembra tierra adentro, en una loma que a tramos resulta bastante empinada.

Trabajamos en silencio, cada quien con su tarea; unos hoyando la tierra con unos espeques de madroño, otros llenando los huecos con pequeños puñaditos de arroz, los perros matando ratas.

Aquí se quema el monte para preparar la tierra para la siembra, y se riega veneno para los pájaros y las ratas. Son métodos con los que yo no comulgo, pero entiendo que es lo más fácil y lo más rápido, teniendo en cuenta que todo el trabajo se realiza de forma manual, con machete, con espeque y agachando el lomo, lo comprendo. Porque cuando has pasado toda una mañana sembrando bajo el sol, o bajo una lluvia recia, y llegas a la mañana siguiente, después de una hora de caminata, cargado y sudando, y te encuentras que una buena parte de los huecos del día anterior te los han abierto las ratas, y se han llevado la mayor parte del arroz, te dan ganas de envenenarlas a todas.

Silencio. Sólo se oye el canto de algunas aves, el latido de los perros a ratos, el sonido rítmico del espeque hoyando la tierra húmeda, algún sonido metálico de algún machete a lo lejos. Básicamente silencio.

En algunas zonas alrededor de donde estamos, ya han brotado los primeros granos, ya asoman algunos grupos de hojitas verdes sobre la tierra, tengo una sensación de alegría al verlos. No los he sembrado yo, pero alguien puso su esfuerzo y su sudor para que esas plantas nazcan, y es una sensación estupenda, más aun sabiendo que esos granos que ahora están brotando serán el alimento de la familia durante los meses siguientes.



Se está sembrando ahora, a finales de mayo o inicios de junio, y se espera la cosecha para septiembre, si todo va bien y llueve suficiente.

Poco más abajo, un hombre anda espantando palomas, tórtolas y zanates. Espantando y matando, si puede, a golpe de tirachinas o de honda. Su arroz ya está sembrado, ha empezado a asomar sobre la tierra, y tiene que defenderlo para alimentar a la familia. Pasará horas y horas en este monte durante los próximos días, cuidando el arroz, entretenido aquí y allá, plantando semillas de pipián, o de calala, entrenando con la honda, o cazando algún garrobo, para acompañar el arroz que trae de casa, de camino al monte se aprovisiona de mangos.

Aprovisionamiento de proyectiles para honda y tirachinas 
Una vez terminada la lata de arroz que traíamos para sembrar, nos vamos de vuelta. Queda otra hora de caminata hasta llegar a casa. Hoy ha hecho sol, tengo la nuca colorada, la camiseta y el pantalón empapados de sudor, los pies ni los siento dentro de las botas de hule, alguna ampolla en la mano derecha de andar hoyando con el espeque. Pero voy contenta, la sensación de ver los primeros brotes de lo que será muy pronto un arrozal es estupenda.


Antes de llegar a las casas, nos desviamos del sendero hacia el lago, toca un chapuzón antes de comer, porque el calor no se aguanta. Ya refrescados llegamos a casa y nos tienen lista la comida, arroz, frijoles, guineo cocido y pollo, acompañado de un riquísimo fresco de piña.

1 comentario:

  1. Ana ,,lo repito me encanta como escribes y me parece maravilloso lo que haces,,,miles de besos

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