Sí papá, a veces me cuesta mucho no derrumbarme. Sé que no es lo que tú querrías, no es lo que me has enseñado.... pero es muy difícil estar siempre “bien”.
La otra tarde parecía que el atardecer iba a estar precioso (al final no fue así, como tantas otras veces nos ha pasado) así que monté a Mico y Ratón en mi coche, que era el tuyo, y nos fuimos a ver atardecer a la playa. Aunque no fue espectacular, dimos un buen paseo por la playa, corrimos y disfrutamos del rato, hasta que la luz casi se había ido. Hacía fresco, como corresponde a esa hora en esta época del año.
Ya de vuelta, en el coche, Ratón preguntó “¿donde está el abu?”, a mí solo me salió responderle “el abu no está”, pero Mico, con su candor y su infinita inocencia, le dijo “el abu no está porque está muerto, ¿no te acuerdas cuando fuimos a soltar las cenizas a la duna? Pues ese era el abu, que lo quemaron y se convirtió en cenizas”.
A mí se me hizo un nudo en la garganta y otro desgarrón en el corazón.
Aquel día en la duna ellos lo hicieron más fácil.
Me hace feliz que te recuerden, los dos lo hacen, y siempre, como todo el mundo, con un recuerdo bonito y gracioso; en ellos también has dejado huella y me encanta, aunque a veces duela.
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