La noche está fresca, estuvo lloviendo esta tarde. Hace rato que cenamos y ya en casa están todos acostados, pero solo son las ocho y yo no tengo sueño.
La tranquilidad y la temperatura invitan a relajarse.
Me tumbo en la hamaca del porche, la tela me envuelve suavemente, se adapta perfectamente a mi cuerpo, ¿o es al revés, es mi cuerpo el que se adapta a la curvatura de la tela? No lo sé, pero es realmente cómodo, la sensación de ingravidez de las hamacas siempre me ha gustado. Me mezo suavecito, en los oídos el sonido del roce de la cuerda que me sujeta, rítmico, suave.
La única luz la de la luna, el cielo nublado tiene un resplandor extraño, casi irreal, blanco y pesado. Las ramas de los árboles se recortan negrísimas sobre mí, dibujan formas incomprensibles, nítidas, perfectamente visibles, pero absolutamente imposibles de entender. Las luciérnagas, con sus intermitencias, contribuyen a la confusión, a que no sea posible racionalizar lo que veo, convierten la noche en Magia, y es tan maravilloso...
El silencio, que no es tal, lo domina todo. No hay ruido de coches, ni de motores de ningún tipo, y no se oyen voces, eso podría llamarse silencio, si no fuese porque se oye la caricia continua del agua en la orilla, el sonido eléctrico de las chicharras o el habitual ruido de los eternos grillos, el batir de las alas de los pequeños murciélagos que me sobrevuelan, o el zumbido de mil zancudos que me rodean.
Es hora de revisar todo lo que ha ocurrido a lo largo del día, la caminada hasta la obra de la pila a llevar los clavos, el regreso por ese sendero que ya forma parte de mi camino, los correos intercambiados con aquella otra parte del mundo, la espera para la reunión, los juegos con los más pequeños, el color del cielo al atardecer y la charla durante la cena.
Un día más en este lugar, paraíso para mí, un día menos. Hoy tuve la sensación de que se me escapan los días entre los dedos, que se me va el tiempo, que los meses se van volando.... quiero grabar en mi mente cada instante de estos días, cada sensación, cada contacto, cada luz y cada sombra, aunque ya sé que no puedo. Siempre hay algo que se escapa.
¿Se puede añorar algo que todavía está ocurriendo? ¿Se puede echar de menos un lugar del que aún no te has ido? Sí, se puede.
Un día más en este lugar, paraíso para mí, un día menos. Hoy tuve la sensación de que se me escapan los días entre los dedos, que se me va el tiempo, que los meses se van volando.... quiero grabar en mi mente cada instante de estos días, cada sensación, cada contacto, cada luz y cada sombra, aunque ya sé que no puedo. Siempre hay algo que se escapa.
¿Se puede añorar algo que todavía está ocurriendo? ¿Se puede echar de menos un lugar del que aún no te has ido? Sí, se puede.
Cada vez me gusta más como escribes...
ResponderEliminarGracias Javier. Un abrazo.
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ResponderEliminar¡Perdona, ya veo que no sale mi correo!. Soy er Tito.
ResponderEliminarBesotes, guapetona.