jueves, 6 de agosto de 2015

Nos vemos a la vuelta

Las perras están tumbadas en el hormigón, aun caliente después de todo el día al sol, ajenas a las palabras que se pronuncian a solo unos metros de donde ellas están dormitando.  Palabras que no les incumben, deben pensar, porque no hablan de paseo o de comida; y cierto es que no les incumben, de ellas me despedí hace rato, mientras paseabamos juntas, ahora les tocan apenas unas caricias en la cabeza...




Nos ignoran mientras mi madre me abraza y le pido que se cuide,  mientras miro al peque de la casa y le ruego que no crezca demasiado, y a su madre le pido que no deje que me olvide.

Abrazos y palabras que se suman a las de ayer, y a las de esta mañana, y que pesan, pesan tanto que resbalan con suavidad por mis mejillas.

Mi viaje comenzó ayer, y seguirá mañana, está hecho, me voy, ya estoy en camino. Itaca allá vamos. Mi brújula me pide Sur, mi alma me pide selva y las islas me están llamando.

El tiempo pasa en un vuelo, y no hay quien lo detenga. Antes de darnos cuenta se habrá acabado, nos vemos a la vuelta.



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