miércoles, 23 de septiembre de 2020

El viernes llovió algo

El viernes llovió algo, como siempre, donde menos agua cayó fue aquí en Marismillas, a penas fueron siete litros; en Matalascañas fueron trece y en Almonte cuarenta. Ya sabes como son estas tormentas de final de verano, descargan donde descargan y para el resto no queda nada.

Mira si llovió poco que el domingo mismo pude irme a casa por la marisma.

 
 
Estos días atras también  he estado aprovechando la marisma seca para conocer caminos y sitios nuevos, he tenido la suerte de ir en algunos casos acompañada y es un autético privilegio. Me encanta escuchas historias y aprender nombre, sitios, plantas... un lujo. 
 

Sitios que no conocía, llenos de magis y de historia. Acabas con los ojos llenos de llano, con la sensación de pequeñez en la inmensidad del vacío. 
Este año los añmajos han proliferado de manera espectacular, y a estas alturas tiene ese color rojizo tan característico y peculiar. Es bastante impresionante, la verdad.

Por fin conocí esta casa, este palacio. Me sorprendió la ubicación, a pesar de haberlo visto desde distintas perspectivas y me lleva a imaginar la vida en un lugar tan remoto e inaccesible. Ahora es sólo morada de una pareja de discretas lechuzas, refugio de jabalíes y pronto, si nadie lo remedia, será una montaña de escombros. 

En esta veta encontré unas conchas de cañaillas que deben tener uno 1.800 años de antigüedad, casi fosilizadas, preciosas y míticas, al menos para mí.

Me temo que algunos días más podré "marismear" antes de que llueva, todo tiene sus ventajas.
 

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