A veces pienso en alguna de mis comidas favoritas de allá, no lo puedo negar. A veces me gustaría tomar un café con amigos, y charlar, aunque sea del tiempo. A veces quisiera estar con mis hermanos y mis padres, en esas tardes de otoño, primeros días de chimenea y cartas. A veces me hace falta una alita bajo la que cobijarme, y no la tengo aquí.
Pero nada de eso es imprescindible, y todo lo tendré en un tiempo, así que no, no lo echo de menos, sólo lo pienso a ratos.
Aquí se vive muy bien, se come muy bien, y no me falta cariño, ni compañía.
Pero hoy mi cabeza estará más allá que aquí, aunque mi cuerpo no pueda seguirla. Hoy echaré de menos aquella tierra y aquel paisaje. Hoy soy más consciente que nunca de que el niño de mis ojos y de mi alma, está creciendo sin mí.
Hace justo un año que estábamos esperándolo con impaciencia, hace justo un año que me retorcía las manos a cada rato, esperando una noticia, una llamada por megafonía... Ya hace un año, quien lo diría.
Naciste tarde, Mico, todo el día nos tuviste esperando, pero claro, para ti era pronto, demasiado pronto. No tenías peso suficiente, nadie sabía si podrías vivir fuera sin ayuda y de todos modos te empujaron, te sacaron y te dejaste ver. Era mejor así, era la única forma de que no sufrieras.
Verte por primera vez, sabiendo que tu madre estaba bien, fue maravilloso. Esos bracitos delgados y esas piernitas estiradas, parecías largo. No parabas de moverte, con los ojitos hinchados, esa cabeza pequeñita, y esa piel enrojecida. Una de las cosas más bonitas que he visto nunca, a pesar de el metacrilato que se interponía entre tú y yo.
Tenerte lejos hoy va a ser difícil, pero te compensaré a la vuelta, te lo prometo. Mientras, desearte tanta felicidad como seas capaz de soportar, todo el amor del mundo y una vida larga y plena.
FELIZ CUMPLEAÑOS MICO. TE QUIERO.
No hay comentarios:
Publicar un comentario